
¿Qué se entiende por cuerpo territorio?
¿Cómo se cuida la tierra y el cuerpo?
¿Cómo la labor de las doulas puede resignificar la vida?
… y también me pregunto cómo seríamos ella y yo hoy, si hubiésemos trabajado juntas y de manera cooperativa el día de mi nacimiento.
En una de mis formaciones como doula, nos pusieron un trabajo a partir de un documental que hay en Netflix, se llama el renacimiento del parto, y tiene su versión I, II Y III. Nosotras vimos la III, recién iniciando hay una escena en la que un grupo de padres está hablando fuera de la clínica sobre cómo los Doctores, que habían recibido a sus hijxs, eran como Dios(es) en la tierra. Los momentos en que ellos aparecían, llamaron mi atención por cómo está de profundo y arraigado el sistema médico y saber tecnocientífico como fuente de verdad y sabiduría, en este caso, en la mente de un grupo de hombres sin información sobre un evento que por fisiología le pertenece a la mujer, no quiero decir con esto que solo pueden haber mujeres como parteras, obstetras…existen maravillosos parteros.
Las escenas de la cesarias y el relato de la mujer que tuvo mucha dificultad para acercarse a su hija tras haber recibido múltiples violencias durante su presencia en el hospital, también me pusieron los pelos de punta y me hicieron querer cerrar los ojos para ir adentro. Y mientras tanto, pensé en mi mamá, por un instante pude sentir el frío que sintió la noche que tuvo que dormir en el hospital, y pude escuchar los latidos de su corazón cuando la amarraron antes de la anestesia. Lloré. Porque me resultaba todo muy similar, el relato de ésta madre y su cercanía al de mi madre, y al de muchas, porque en su voz había un dolor profundo, cercano, de mis abuelas, y a la vez mío. Y porque… tanta violencia, incoherencia, ignorancia y frialdad que se ejerce y refuerza a diario en las instituciones médicas, en general, es pavoroso. Y no solo al recibir la vida, también la muerte, o en una simple consulta con el médico general.
Pensaba qué si todo está tan deforme, tan poco orgánico alrededor del parto, cuantas otras cosas no nos habrán matado a lo largo del tiempo, en nombre de la ciencia, la “salud” que ellos dicen promover y el desarrollo. “Saberes” construidos sobre los restos de un sistema colonial, patriarcal y racista, que muy convenientemente, le permite al entramado del sistema económico generar riquezas y legitimar la violencia en cada sala de parto, porque el cuerpo de la mujer, los partos, nacimientos, abortos los han convertido en perfectos negocios, donde se genera dinero, renta, poder, autoridad y control. Y allí recordé entonces, lo que mencionaba Cele, una compañera de la formación; “El mayor desafío es volvernos a conectar con nosotras mismas”.
Y entonces, aparecían las parteras hablando de la casa de parto en Brasil, de la labor que hacen al poder brindar otra alternativa al parto en lugares con un orden más orgánico, coherente, amoroso, que promueven la dignidad de la mujer y su bebé, el acompañamiento a partos en domicilio, el compromiso por sostener aliento y vida en cada nacimiento…y mientras tanto, con mucha emoción, reconocía el sentido y el compromiso que desempeñan las Doulas en nuestras sociedades. Y no la Doula como algo fijo, genérico y específico, sino la doula como una mujer que a partir de su historia familiar e hitos transitados se permite compartir saberes genealógicos, de abuelas y abuelos, para acompañar diferentes momentos de la vida sexual reproductiva y no reproductiva (es trascendental, pensé y pienso). La doula se hace infinita entonces, todo su particular universo se pone en diálogo con otros grandes universos, y pareciera que la lucha por recuperar la soberanía y ternura por nuestros cuerpos y procesos ha encontrado su bandera en las bases del autoconocimiento, pero sobre todo del autocoñocimiento, todo lo relacionado a nuestro ciclo y las variaciones hormonales que cada una desee de manera informada vivir (mucho mejor estando acompañada).
Ser doula en estos tiempos, en donde es frívola la desconexión con nuestros cuerpos, es una decisión que tiene por bandera el querer cuerpos sanos que se relacionan amorosa y dignamente, es promover una conciencia humana diferente a la que aprendimos de nuestros antepasados a través de la cultura, y que le apuesta a otras formas de producción y que de alguna manera, le apuesta a desmercantilizar la esfera de lo reproductivo, lo que permite, la reflexión constante en torno a la feminidad y sobre los discursos alrededor de la construcción del ser mujer.
Ser doula en un sistema económico en el que vivimos, es una apuesta para hacer humanidad, de promover otras formas de relacionarnos, de sanarnos, de alimentarnos, de relacionarnos con la flora y fauna. Considero que la labor de las Doulas, se compone de actos políticos de sanación que convocan fuerza espiritual y afectiva, y que de a poco, pero con mucho eco, nos permiten trascender los límites machistas y patriarcales de nuestras culturas.